Para conocer la historia del VESPINO tenemos que remontarnos a la historia de Piaggio, fabricante aeronáutico que construía aviones de combate para el ejército de Mussolini.
En 1946 nace la Vespa, fruto del encargo de Enrico Piaggio a Corradino D’ascanio, ingeniero aeronáutico italiano. Éste modelo se inspiró en el americano scooter CUSHMAN, scooter que las tropas aliadas esparcieron por toda Europa en paracaídas durante la segunda guerra mundial. D’ascanio creó una moto para “no motoristas” que se conducía sentado y no a horcajadas, era limpia y tenía el embrague y el cambio en el manillar.
El éxito de ventas de la VESPA, obligó a PIAGGIO a vender licencias de fabricación por medio mundo, al no poder suministrar a todos los mercados.
Spartaco G. Boldori Malandri representante de Fiat en España y amigo personal de Enrico Piaggio, le propone el montaje de una fábrica en Madrid. En 1952 Enrico Piaggio crea la empresa MOTO VESPA S.A. y funda la fábrica en la Calle Julián Camarillo 6, de Madrid, con la colaboración del I.N.I. (Instituto Nacional de Industria) y de Juan Lladó, (entonces, consejero delegado del Banco Urquijo) para fabricar en España la mítica VESPA.
El primer director de Moto Vespa S.A., Lelio Pellegrini Quarantotti, junto a un extraordinario grupo de colaboradores entusiastas, logra en pocos meses, sacar en España la primera Vespa de 125 cc. Fue el 25 febrero de 1953.
En 1967, una crisis en el sector provocó que la empresa, que por entonces solo producía la VESPA y el VESPACAR, se decidiera a diseñar un nuevo producto más económico.
Nace el 19 de febrero de 1968, el primer Vespino con características muy innovadoras para la época, gracias a la mano del ingeniero Vicente Carranza.
Se trataba de un nuevo motor con patente española del año 1967, que unía una transmisión mediante correa trapezoidal con cambio automático continuo por variador centrifugo, (conocido hoy como CVT, siglas del inglés: Continuosly Variable Trasmission) y la cadena de arrastre de los pedales dentro del mismo cárter del motor, que también hace las veces de basculante, con suspensión mono-amortiguador.
El sistema de refrigeración forzada por aire, era el mismo usado en la VESPA, ideal por su eficacia y sencillez para este vehículo.
También era una solución innovadora y patente española, la disposición del depósito de combustible bajo el chasis del vehículo, entre el motor y la rueda delantera y cubierto con una carcasa oscilante, que permitía el acceso rápido al depósito y al motor con un solo gesto.
Los pedales practicables permitían circular en llano como una bicicleta corriente en el caso de quedarte sin combustible, o para ahorrar éste, o por cualquier otra razón que impidiera el uso del motor.
Otra importante característica era la facilidad para el desmontaje de la rueda trasera en caso de pinchazo, (más fácil incluso que en una bicicleta corriente).
Seguimos sumando particularidades de este vehículo con el mando del “descompresor”, el cual accionaba una válvula en la culata, permitiendo la fuga de la compresión del cilindro a través del tubo de escape. Su misión era permitir el arranque a pedales con poco esfuerzo. Se daban unas cuantas pedaladas y se soltaba, momento en el que el motor arrancaba. También se usaba para pararlo, ya que al accionar este mando, el motor perdía la compresión del cilindro y se paraba.
El nuevo diseño se adaptaba a la perfección a la legislación española que obligaba a los ciclomotores a llevar “pedales practicables”, siendo el VESPINO el que mejor cumplía esta característica de todos los existentes en el mercado, a excepción de las bicicletas con motor “injertado” ya en desuso en aquella época.
Su facilidad de manejo (gracias al cambio automático), economía, fiabilidad, fácil mantenimiento y reparación, facilidad para encontrar piezas de recambio por ser un vehículo de fabricación íntegramente nacional y la estabilidad que le daba el uso de ruedas grandes como las motos, (la mayoría de los scooter, como la VESPA, LAMBRETTA y otros actuales, utilizan ruedas de pequeño diámetro) convirtieron al Vespino en un vehículo ideal tanto para ocio como para trabajo.
Pese a que la idea era netamente española, fue muy bien aceptada en el mercado español, sobre todo por los mas jóvenes, cosa contraria a lo que suele ocurrir, pues se suele ensalzar los productos extranjeros y menospreciar los nacionales con facilidad.
Para 1969 el Vespino ya se exportó a Inglaterra, Francia, Marruecos, Colombia, Chile, y Alemania.
En 1971 el Vespino alcanza ya las 100.000 unidades y en 1977, se bate el récord de producción anual de Vespinos, 55.000 unidades en la fábrica Madrileña.